El Iguazú, afectado por tóxicos contaminantes vertidos en el Brasil
Una planta de Petrobras ubicada en el estado de Paraná, limítrofe con Misiones, descargaría químicos que ponen en riesgo a la población regional. El río es de jurisdicción argentina en su curso inferior.
El Ministerio Público del estado de Paraná, limítrofe con Misiones, evalúa los alcances de la denuncia presentada por la Asociación de Defensa del Medio Ambiente de Araucaria (Amar), dando cuenta que actualmente, desde la refinería de Sao Mateus do Sul perteneciente a Petrobras -la única que produce "xisto" en el Brasil, un derivado del petróleo de creciente uso industrial- se están descargando efluentes sin previo tratamiento, a arroyos y manantiales que confluyen en la alta cuenca del Iguazú.
Ello estaría provocando la peligrosa contaminación del río que abastece de agua a numerosas ciudades y que en su curso inferior es condominio con la Argentina, además de formar las imponentes Cataratas del Iguazú, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
Cabe recordar que Petrobras -la empresa que más factura en América del Sur- tuvo que pagar elevadas multas al mismo estado brasileño, cuando desde otra refinería llamada Getulio Vargas, en julio de 2000, se desprendieron 400.000 litros de petróleo crudo que fueron a parar al arroyo Bariguí que también es afluente del Iguazú, muy cerca de Curitiba.
El informeSegún la denuncia de la entidad ecologista, los químicos arrojados desde la planta de Sao Mateus do Sul, contienen tóxicos hasta 140 veces mayor de lo que permiten leyes vigentes. Al respecto, la presidente de Amar, ingeniera Lídia Lucaski, afirmó que los resultados de análisis efectuados en muestras enviadas a laboratorios de San Pablo "son muy preocupantes: químicos como fenol por ejemplo, cuya ingesta es causa de muerte, fueron encontrados en aguas recogidas en el lugar con un grado de concentración de 0,14 miligramo por litro, cuando el máximo permitido es de 0,01 miligramos por igual cantidad".
"Otras dos sustancias -sostiene el informe- superaron los límites legales. Se hallaron 0,31 miligramos de manganeso por litro, cuando lo normal no debe pasar de 0,1 miligramos por litro y 0,44 miligramos de aluminio, sabiendo que solamente se permite 0,2 por litro. Tanto el manganeso como el aluminio en tales cantidades, si son absorbidos por cualquier organismo, pueden afectar seriamente el sistema nervioso central".
La ingeniera Lucaski critica la postura de la petrolera estatal y del Instituto Ambiental de Paraná por no haber actuado oportunamente, evitando que los daños se extiendan a toda la zona.
Afirma que desde instalaciones de Petrobras "se siguen descargando residuos sin ningún tipo de cuidado, lo que aumenta el grado contaminación en los alrededores". Teme que las napas subterráneas sufran los mismos efectos, mientras las lluvias arrastran productos tóxicos a la deriva, que van a parar al curso principal del río.
La fábrica cuestionadaEn cuanto a la fábrica -ubicada en Sao Mateu do Sul, a 450 kilómetros al norte de Puerto Iguazú- es la única que funciona en el Brasil, con una producción de 16 mil toneladas de xisto por mes. Se trata de un aceite derivado del mismo hidrocarburo que se vende en su totalidad en rubros industriales como el farmacéutico, cristalería, metalúrgicos, petroquímicos, entre otros.
Las reservas brasileñas de xisto son solamente superadas por las de los EE.UU. Abarcan además de Paraná, a los estados de San Pablo, Santa Catarina, Río Grande do Sul y Matto Grosso do Sul.
La denuncia de la Amar, confirmada por la Oficina de Prensa del Ministerio Público con sede en Curitiba, dio lugar a la intervención de la Procuradoría de la República, la que aún todavía no se expidió, al estar de la información oficial sobre este nuevo episodio que compromete la preservación del medio ambiente en el corazón del Mercosur.
Ello estaría provocando la peligrosa contaminación del río que abastece de agua a numerosas ciudades y que en su curso inferior es condominio con la Argentina, además de formar las imponentes Cataratas del Iguazú, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
Cabe recordar que Petrobras -la empresa que más factura en América del Sur- tuvo que pagar elevadas multas al mismo estado brasileño, cuando desde otra refinería llamada Getulio Vargas, en julio de 2000, se desprendieron 400.000 litros de petróleo crudo que fueron a parar al arroyo Bariguí que también es afluente del Iguazú, muy cerca de Curitiba.
El informeSegún la denuncia de la entidad ecologista, los químicos arrojados desde la planta de Sao Mateus do Sul, contienen tóxicos hasta 140 veces mayor de lo que permiten leyes vigentes. Al respecto, la presidente de Amar, ingeniera Lídia Lucaski, afirmó que los resultados de análisis efectuados en muestras enviadas a laboratorios de San Pablo "son muy preocupantes: químicos como fenol por ejemplo, cuya ingesta es causa de muerte, fueron encontrados en aguas recogidas en el lugar con un grado de concentración de 0,14 miligramo por litro, cuando el máximo permitido es de 0,01 miligramos por igual cantidad".
"Otras dos sustancias -sostiene el informe- superaron los límites legales. Se hallaron 0,31 miligramos de manganeso por litro, cuando lo normal no debe pasar de 0,1 miligramos por litro y 0,44 miligramos de aluminio, sabiendo que solamente se permite 0,2 por litro. Tanto el manganeso como el aluminio en tales cantidades, si son absorbidos por cualquier organismo, pueden afectar seriamente el sistema nervioso central".
La ingeniera Lucaski critica la postura de la petrolera estatal y del Instituto Ambiental de Paraná por no haber actuado oportunamente, evitando que los daños se extiendan a toda la zona.
Afirma que desde instalaciones de Petrobras "se siguen descargando residuos sin ningún tipo de cuidado, lo que aumenta el grado contaminación en los alrededores". Teme que las napas subterráneas sufran los mismos efectos, mientras las lluvias arrastran productos tóxicos a la deriva, que van a parar al curso principal del río.
La fábrica cuestionadaEn cuanto a la fábrica -ubicada en Sao Mateu do Sul, a 450 kilómetros al norte de Puerto Iguazú- es la única que funciona en el Brasil, con una producción de 16 mil toneladas de xisto por mes. Se trata de un aceite derivado del mismo hidrocarburo que se vende en su totalidad en rubros industriales como el farmacéutico, cristalería, metalúrgicos, petroquímicos, entre otros.
Las reservas brasileñas de xisto son solamente superadas por las de los EE.UU. Abarcan además de Paraná, a los estados de San Pablo, Santa Catarina, Río Grande do Sul y Matto Grosso do Sul.
La denuncia de la Amar, confirmada por la Oficina de Prensa del Ministerio Público con sede en Curitiba, dio lugar a la intervención de la Procuradoría de la República, la que aún todavía no se expidió, al estar de la información oficial sobre este nuevo episodio que compromete la preservación del medio ambiente en el corazón del Mercosur.
Por el accidente ocurrido el 16 de julio de 2000, el Ministerio Público del Brasil y el propio estado de Paraná demandaron a Petrobrás por 1.100 millones de dólares y exigieron la adopción de medidas de protección al medio ambiente en la alta cuenca del Iguazú, donde se derramaron 400 mil litros de petróleo crudo debido a la rotura de un oleoducto, propiedad de dicha compañía.
Estos datos fueron aportados a El Territorio por el doctor Emilio César Jouliá, abogado del foro local, quien opinó oportunamente: "tanto nuestra provincia como el Estado argentino debieron hacer una reserva de derecho porque compartimos el último tramo del río y recibimos aguas abajo todos los daños provocados en su curso superior".
La demanda de ambos organismos estaduales brasileños sostenía que "el monto indemnizatorio debe tener en cuenta las proporciones del desastre, sus consecuencias, eventuales reincidencias y la solvencia de la compañía responsable. El infractor debe pagar en relación con sus ganancias para que sepa que no vale la pena operar sin instrumentos de protección ambiental. Es indispensable que sufra una pérdida considerable y que la función pedagógica del derecho ambiental sea efectiva".
Existen antecedentes internacionales parecidos, como el caso de la petrolera estadounidense Exxon que tuvo que erogar 1.250 millones de dólares por los perjuicio ocasionados por el buque-tanque Exxon Valdez, cuando derramó 1.989, millones de litros de petróleo al mar y costas de Alaska.
Desde el Estado provincial nunca se efectuó planteo jurídico alguno. Este diario en tanto, sigue publicando denuncias que involucran a brasileños cuyas maniobras pueden afectar el ecosistema de tres ríos que bañan nuestras fronteras, poniendo en riesgo legítimos intereses de Misiones.
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